Sin ser experto en diplomacia ni alcanzar la presidencia se puede entender básicos detalles en el caso de Julián Assange, hoy huésped de la Embajada ecuatoriana en Londres.
Assange tiene cargos por el delito de abuso sexual a dos colaboradoras suyas, violando la libertad condicional se refugia en nuestra Embajada, acción con la que prácticamente asume su culpabilidad. El proceso legal se sigue en dos países en los que la ley es la ley, se la respeta y se cumple. Suficientes datos para decidir una intervención práctica y justa, más el dúo Presidente-Canciller, relievando los DD.HH. mismos que solo lo merecen las dos mujeres ultrajadas, interfiriendo en un proceso legal al aplicar la ley del embudo de la cacareada soberanía, le apuestan al asilo de Assange que es irrelevante.
Patiño desviviéndose por un delincuente mientras la narcovalija duerme la siesta eterna y seguimos esperando una racional explicación.
Una vez más se logra desviar la atención con más del show del circo de entretenimiento que parece no tener fin.