El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, nombre actual de esta institución tiene sus orígenes en 1928, en sus 91 años este organismo ha sufrido una serie de cambios en su estructura tanto organizativa como de servicios y tiene como principios fundamentales, los establecidos en la Constitución y son: “solidaridad, obligatoriedad, universalidad, equidad, eficiencia, subsidiariedad, suficiencia, transparencia y participación.” La institución se financia con el aporte de sus afiliados, empleadores y un porcentaje por parte del Gobierno, las prestaciones se resumen entre otras: salud en sus diversas modalidades, desempleo, invalidez y jubilación.
Si se hubieran honrado los principios establecidos sería una institución con gran solidez y solvencia capaz de garantizar a sus afiliados todas las prestaciones sin ningún riesgo de incumplir. Lamentablemente los gobiernos de turno, abusando de su poder, la consideraron como una fuente de empleo y de recursos financieros. Especialmente en el gobierno anterior donde se duplico el número de empleados, se retiró el 40 % de aportes que de conformidad a lo establecido en la ley tenía la obligación; en el 2015 se emitió la resolución 501, que trasladó al fondo de salud un porcentaje del fondo de pensiones, descapitalizando severamente al primero y poniendo en riesgo su sostenibilidad a muy corto plazo. ¿Porque era necesario fortalecer el fondo de salud?, muy sencillo, porque se tomó la decisión de atender a los hijos menores de 18 años y a las esposas de los afiliados, situación que se debió financiar con recursos del Estado; pero de ninguna manera con fondos de los afiliados.
Las políticas irresponsables están llevando al IESS, a una virtual quiebra, es necesario adoptar medidas emergentes para salvar la Institución. Lo primero que se debe hacer es aplicar el principio de transparencia y clarificar todas las cuentas dudosas, realizar un estudio de las inversiones y gastos en salud, reducir el tamaño de la organización, revisar la resolución 501. El Estado debe responder por toda la deuda acumulada, entender que el IESS, es de los afiliados y respetar su autonomía y recursos.