Asistí a emergencia del Hospital del IESS, Teodoro Maldonado Carbo, en Guayaquil, a las 07:15. La primera sorpresa, la esmerada atención. Por jóvenes médicos, enfermera, medicinas gratis, guardias de seguridad y un personal de limpieza que mantenían sala de espera y servicios higiénicos limpios. A pesar de que habían varios tachos y clasificados según los residuos: orgánicos, biológicos e industriales, los pacientes botaban las basuras al piso. Y los servicios higiénicos con orines y papeles en el piso.
Todo en orden, atención previa, inicial, presión arterial, auscultar y los síntomas de enfermedad. Le ponen al paciente una faja en la muñeca con nombre, edad. Y esta puede ser verde, amarilla, anaranjada o roja, según la emergencia. Se espera cómodamente en la sala con aire acondicionado y en una pantalla el aviso del turno y el consultorio donde fui atendido.
Jóvenes médicos, que atienden con paciencia y cortesía.
En mi caso, fue inicialmente con la franja verde y al no reaccionar a las medicina (gratis); es decir, la presión arterial seguía alta, me cambiaron a la faja amarilla, y con un médico de más experiencia que ordenó que se me hicieran un examen de sangre y un electro; ambos con resultados normales. Pero reposé en una camilla bajo el cuidado de una doctora con una carita bonita, y creo que su belleza actuó mejor que la medicina y bajó la presión arterial. Bueno, me dieron el alta a la 13: 35.
Lamentablemente, la falta de cultura, educación y colaboración de la ciudadanía reina en nuestro Ecuador. De lo contrario, fuera ya una maravilla.