Una de los orgullos de nuestra sociedad son los negocios de familia. Son la base principal de empleo en nuestro país. Mi familia tuvo un negocio que empezó pequeño y se agrandó con su trabajo. Se llamó Ecuatoriana de Aviación. Por envidia de su éxito y por lo que ahora denominan confiscar se la llevó el anterior Gobierno Nacionalista (1973). De esto, mi padre, su fundador, no recibió nada. No heredamos nada y lo mismo pasó con los demás familias de accionistas que hasta ahora no han recibido un centavo. Ahora bien, el actual Gobierno propone no afectar solo a unos pocos con o sin éxito sino a todos. Pues vamos a ver cómo les parece, ¿si como los que sufrimos ayer, ahora deseen sufrir todos? No se los deseo, No, no, se los recomiendo. Aún no aparece el gobierno que por honradez asuma responsabilidad sobre el hecho.