¡Las cosas se deshacen tal como se las hacen!… dice uno de esos aforismos que, por práctico, como viejo quiteño y aficionado a la fiesta brava que soy, en vísperas de la celebración de otro aniversario de la fundación española de la Carita de Dios, quiero traerlo para exaltar el anhelo del gran conglomerado de aficionados a las corridas de toros que fueron suspendidas por una Consulta (¿?) con la que, por estrecho margen, se quitó a Quito el honor de mantener en alto el Diploma de ‘La Mejor feria de América’… por lo que, recurriendo a aquel aforismo, mociono se llame a otra consulta para, ante el probado reconocimiento ciudadano de la pérdida de las tantas cosas agradables que incidían en ella, como reunirse con los amigos para compartir un algún manjar; sentir la emoción de los pases del diestro coreado por la entusiasta parroquia y, sentir la emoción del encanto de esa fiesta… a más del incremento del turismo que abarrotaba hoteles y restaurantes vecinos, de las variadas y exquisitas ventas ambulantes dentro y fuera de la plaza, más otros servicios que casi por tres semanas daba trabajo a más de quince mil personas que ganaban algo más para beneficio de sus familias… Consulta esa que llevará a la mayoritaria afición quiteña a votar Sí a las corridas de toros con los obligados tres tercios tal como lo mandan los cánones de la fiesta, con lo que la ciudad volverá a recuperar y ostentar aquella ilustre presea que la ganó con base en tiempo, constancia y gran esfuerzo…