He leído y escuchado opiniones de los sectores involucrados en el tema. Los empresarios desesperados y angustiados porque en su miedo crematístico dejen de lucrar a ‘costillas’ de que Quito no puede vivir sin toros. A toda la feria asistiría el 6% en Quito y de ese porcentaje pienso que el 10% del aforo de la plaza es un verdadero aficionado, el resto es seudoaficionado que con gafas, botas, sombrero, bota de vino y repetir el ‘ole’ ya se sienten doctos.
Los toreros arengaron al público a reclamar sus ‘derechos’ y de esa manera ellos tendrían otra plaza donde cobrar. Estos advenedizos aceptaron que en una ciudad de España se prohíban las corridas y no hicieron nada ¿Continúa el coloniaje?
Los comentaristas utilizaron términos como: ignorantes, hipócritas, ayatolás, sociedad enferma, gente con muy poca inteligencia, etc. ¿Eso es periodismo o qué?
Empresarios y toreros están en el mismo costal mercantilista.