Muy difícil de definirlo, basta sólo observar a nuestro alrededor y podremos percibir quien demuestra felicidad o lo contrario y para eso depende de cuales sean sus motivaciones internas para expresarse de una u otra manera. Cada quien es feliz a su manera, a veces la situación más insignificante puede hacernos muy felices y otras muy presuntuosas a lo mejor no.
No creo que exista mayor felicidad que sentirse reunido de quienes uno ama y que a su vez lo aman. El mayor grado de felicidad puede expresarse cuando se puede tener la dicha de tener una familia, una esposa, hijos, nietos, qué más se puede pedir.
Observo cuando salgo a caminar, en la esquina por donde vivo, a un señor, un mendigo, que no tiene piernas y que permanece sentado en medio de un tráfico, muy intenso, arriesgando su vida, esperando que alguien se conmueva y le entregue una limosna, pero él demuestra una felicidad inconmensurable, pues grita, sonríe, silva, lee el periódico o revistas, muestra una silueta de satisfacción. Pienso que cada quien es feliz con lo que tiene, si así lo quiere aceptar.
Para determinar el valor de la felicidad se puede decir que las cosas son bellas si se las ama; existe una sola forma de felicidad en la vida que es amar y ser amado; saber que aquellos que quieren cantar siempre encuentran una canción; considerar que cuando eres fiel a ti mismo en lo que haces, cosas fascinantes ocurren y saber que la belleza es poder y una sonrisa una espada.
El valor de la felicidad es la unión de lazos fraternales que no dependen de las circunstancias económicas y sociales. En realidad, es una actitud que se inculca a nuestros hijos por medio de la educación. Es un valor muy importante que desde temprana edad se debe enseñar y desarrollar.
Bob Marley, un cantante dijo: “Vive la vida que amas. Ama la vida que vives.” Marco Aurelio sentenció: “La felicidad de nuestras vidas depende de la calidad de nuestros pensamientos.”.