Es muy interesante tomar un transporte público porque se escucha la oculta opinión popular, un taxista decía: “No estoy de acuerdo con los tales bonos, verá, mi suegra, vieja metiche tiene una finca, dos casas y recibe el bono”. “Una vecina tiene un guagua enfermito, recibe el bono pero el guagua sigue en el mismo abandono”.
En cuanto un candidato a la presidencia ofrece subir el “famoso bono”, rápidamente el Gobierno anuncia lo mismo y asegura su ofrecimiento echando mano a la empresa privada, con velada intención su primer ataque recaudador se dirige a la banca y enseguida recibe el espaldarazo del SRI con más impuestos.
Lo que se pasa por alto es que estas dos gigantes bolsas recaudadoras tienen el dinero de gente que trabaja, que se esfuerza, que suda el centavo ganado. Es muy fácil ser generoso con dinero ajeno y sin derecho a protesta.