Pocas cosas son tan reconfortantes como desayunar con un buen artículo periodístico. Esta rara avis es el resultado de la confluencia de un espíritu crítico con la disidencia como idiosincrasia. Suponen, en la mayoría de los casos, exponer una tesis arriesgada, que la más de las veces, nos enfrentan a la tiranía de las mayorías. Fabián Corral columnista de su Diario nos ha deparado ese placer con Quito ¿Hispánico o indígena?
No escribo estas líneas para defender conquista alguna, ni a metrópolis ni a colonias. Los españoles sabemos más que nadie de conquistas y colonizadores. Aquellos invasores fueron nuestros padres. Ese acervo arribó a esta bendita tierra en el siglo XVI. El mestizaje americano nos enorgullece y ya no terminará. Llegué a Ecuador en enero de 2016 para trabajar como voluntario en un proyecto humanitario. Luego me quedé, me enamoré de su país, me sentí en casa, su español me acaricia. En las tierras de Castilla miles de ecuatorianos hacen lo propio. Hoy no hay vencedores ni vencidos. Nos queda, al fin, esperanza y orgullo.