EL COMERCIO en su edición del jueves 9 de agosto, publica una noticia gravísima bajo el titular de ‘Condiciones chinas al descubierto’, por la que llegamos al conocimiento de que Petroecuador ha conferido un poder ‘irrevocable’ a Petrochina para que cobre cualquier saldo deudor en su favor de cualquier cliente internacional de Petroecuador. Es decir, para obtener créditos el Ecuador se ha sometido ‘irrevocablemente’ a la voluntad de la China. En buen romance, el Ecuador le ha cedido facultades soberanas a otro Estado; facultades irrevocables para que actúe en su nombre y representación, como ocurre en los poderes que se extienden entre particulares; les han conferido poderes para que actúen en contra del Ecuador. Las incógnitas a ser despejadas: ¿el Procurador General del Estado autorizó a Petroecuador el otorgamiento de tal poder? ¿La Presidencia de la República, la Cancillería, el Ministerio del ramo y el de Finanzas, estuvieron de acuerdo con esta cesión de poderes soberanos?
Para valorar toda la gravedad del asunto, debemos preguntarnos: ¿los ecuatorianos hubiéramos tolerado que Petroecuador le otorgue un poder de esta naturaleza a la Chevron- Texaco, o al Gobierno de los EE.UU.? Ciertamente que no.