Con satisfacción se puede apreciar que el señor Presidente Moreno está implementando ciertos cambios –no necesariamente los esenciales- para mejorar la administración de la cosa pública; importante actitud sobre la cual creo que concordamos una gran mayoría de ecuatorianos.
Sin embargo, existen graves problemas como la crisis económica, la justicia intervenida y la creciente corrupción, entre los que merecen mayor atención, para los cuales no se avizoran -de parte del gobierno- las estrategias efectivas para solucionarlos.
Se intuye que los mayores opositores para que se efectúe este justo y anhelado cambio, son aquellas autoridades y fanáticos defensores de la aberrante Revolución Ciudadana, herencia del régimen anterior, a quienes, posiblemente, no les conviene se realice una auditoría integral, puesto que podrían verse involucrados; por eso, el mal ejemplo de impedir el juicio político al Vicepresidente.