La “década perdida” nos deja una enorme deuda cuyos dividendos consumen los ingresos del petróleo, y una inmerecida carga de impuestos, única fuente que alimenta el presupuesto nacional. El llamado “proyecto político” de la RC, se resume en un desmesurado gasto público no planificado, que obedece, no a la ejecución de grandes obras con proyección rentable, sino al improvisado tun-tun de la conveniencia partidista y/o personal. Ahí están los conocidos “elefantes blancos” que no generan un ingreso que justifique la inversión.
Ante esta cruda e indeseable realidad, una de las políticas del próximo gobierno deberá ser el fomento de la agricultura y ganadería a gran escala, más el necesario valor agregado. Fundamental será nombrar como ministro del ramo a una persona idónea, conocedora de la dura realidad que atraviesa este sector, que por diversa, amerita soluciones también diversas. Jamás, otra vez un poeta. Deberá democratizar y potenciar las relaciones entre los gobiernos locales y los países que proveen fondos tanto no reembolsables (restringidos en la actualidad debido a los indicadores económicos que no siempre reflejan las inequidades territoriales), como los reembolsables que otorgan: CAF, BID, FMI, BM, etc., organismos que han demostrado un comportamiento financiero amigable y conveniente para los intereses del país. Muy importante es el aporte que podrían dar inversionistas nacionales y extranjeros a los que se deberá garantizar seguridad jurídica y financiera.
Si el Ecuador es un país pequeño en territorio y en su economía, debería -basándose en la sencilla y a la vez contundente lógica que dice: “la unión hace la fuerza”- suscribir todos los TLC que le fueren posibles y que beneficien a la comunidad entera, como lo vienen haciendo nuestros países vecinos, sin ir más lejos. Y qué mejor aún, luego de la “década “pérdida”, esforzarnos por ser competitivos con nuestros productos, para que sean parte del listado que plantea la Comunidad Europea, por ejemplo.
Entonces sí, la mayoría de costosas carreteras -que siempre existieron y que ahora lucen “maquilladas” y poco transitadas- estarían sirviendo para transportar principalmente la producción, lo cual, justificaría las características de su remozamiento.