Por nada del mundo puede cometer Alianza País el sacrilegio de permitir la consulta popular que dictaminará si se extrae o no el petróleo del Yasuní. Si lo hace se autoelectrocuta en la silla, sin necesidad de clérigo que le imparta los santos óleos ni verdugo que le ajuste las correas y le aplaste el encendido. Los jóvenes agredidos se ‘picaron’ recogiendo adhesiones para conservar la tierra virgen y armaron una maleta descomunal con 756 000 firmas, que no pueden ser ignoradas y peor eliminadas. Los argumentos de los yasunidos son nítidos y los contrarios burdos y de mala fe. De someterse a consulta, la gente se pronunciará mayoritariamente por el no, resentida como está por los desafueros del CNE al permitir el plagio hasta del logotipo de la pregunta y las trabas a la recolección de firmas, amén de los abusos de otros organismos del Estado.