Gracias al trabajo duro de mis padres, he vivido entre comodidades, pero ese no es el caso de millones de personas ecuatorianas. A lo largo de mi vida he conocido a niños que comen una vez al día, niños que no asisten a la escuela, niños que no disponen de ropa, para quienes es un privilegio poder adquirir cosas que a muchos les sobra.
Y lo más indignante es que como ecuatorianos somos ciegos frente a esta causa, por el hecho de no vernos afectados, y es muy triste ver la desnutrición en que algunos viven. ¿Por qué? ¿Cómo? ¿De quién es la culpa? ¿Qué se hará al respecto? Son unas de las cuantas preguntas que nacen en mi mente.
Y creo que personalmente es trabajo de cada uno de nosotros ayudar a estas causas, sobre todo porque quienes más sufren son quienes menos deberían hacerlo. La creación de ciertas fundaciones que se dedican a ayudar a quienes más lo necesitan es una gran ayuda para ellos, pero creo que no son suficientes, sería muy importante que entre todos podamos unirnos y aportar con nuestro granito de arena.