En relación con el reportaje ‘La prevención es una asignatura pendiente de los gobiernos’ (EL COMERCIO 14 de noviembre), quisiera manifestar que de 1960 a 1990 hubo un repunte de las actividades de educación para la salud en el Ministerio de Salud Pública y por consiguiente en las Jefaturas de Salud y en los Centros de Salud, de todo el país.
Gracias a un convenio con el Servicio Cooperativo de Salud Pública -una entidad auspiciada por los Estados Unidos-, fue posible poner en marcha una serie de acciones para informar y educar a la población, en una mejor alimentación de las madres embarazadas, el control del niño sano, la educación en salud en las escuelas primarias fiscales, la dotación de servicios de agua potable en la zona semiurbana y en la prevención de algunas enfermedades transmisibles.
Se formaron y capacitaron a 200 educadores para la salud- todos licenciados en ciencias de la Educación,- quienes desde las Unidades Operativas incentivaban a que el personal médico y de enfermería, realizaran actividades educativas como parte de su trabajo diario. Toda esta magnífica labor decayó cuando en 1993 se redujo su personal, en un 70% por la primera compra voluntaria de renuncias. Desde esa fecha el MSP no ha podido llevar a cabo programas continuos de educación para la salud.