Pobreza, falta de fuentes de trabajo, hospitales en crisis, abuso de autoridad, libertad de expresión condicionada, leyes a conveniencia de intereses mediáticos, la fiscalización un eslogan, inseguridad, asaltos, secuestros, sicariato, intolerancia es la queja permanente, el deterioro de la institucionalidad pone en evidencia fallas administrativas y viejos sistemas de gobierno.
La economía nacional sujeta a las ventas anticipadas del petróleo a China, préstamos al IESS y la mora patronal que luego será pagada con bonos del Estado con graves consecuencias para los jubilados y el sistema de salud, la burocracia va en aumento, la meritocracia un mito, precisamente cuando se aproxima un proceso electoral lleno de dudas, reclamos e inscripciones fraudulentas, la falta de calidad en el gasto público sin planificación ni control desnuda actos de corrupción, el incontrolable tráfico de drogas destruye los cimientos de la sociedad, el irrespeto es la nueva norma de conducta, pensar diferente le da la categoría de conspirador.
Creo que otro Ecuador sí es posible, un cambio de rumbo es necesario, la política requiere de principios y valores humanos comprometidos con hacer un país de oportunidades, creo en la unidad de todos los ecuatorianos sin separatismos de ninguna naturaleza.
Creo en la generación de oportunidades y no de oportunistas, en el respeto y la tolerancia a nuestras diferencias, en la democracia como sistema de gobierno y en una justicia independiente.