Hace pocos días y, por una mera casualidad, me enteré que el servicio médico del IESS dispone de una importante vacuna para prevenir la neumonía y, supuestamente, destinada a la clase más vulnerable de la población (niños y adultos mayores). Asistí a uno de los dispensarios y me percaté que solo quedaban cinco vacunas y, a decir de la enfermera responsable de esta área, estas eran las últimas, pues el IESS ya no pensaba adquirir nuevas remesas de este producto “por falta de dinero”. Al respecto, debo añadir que hace muy pocos meses falleció una amiga, víctima de esta terrible enfermedad, que fuera diagnosticada y tratada en uno de los dispensarios del IESS.
¿Cómo es posible, entonces, que el IESS no priorice este tipo de medicamentos con los que se podría salvar la vida de miles de ecuatorianos en situación de riesgo, o es que acaso la consigna es tratar de reducir, sustancialmente, el número de personas que, actualmente, se “benefician” de estos deplorables servicios médicos?