Parece que nuestros gobiernos locales no son bolivarenses, ya que están invadidos de una desidia alarmante cuando se trata de defender nuestros territorios, amén de una despreocupación infame de la infraestructura vial.
Hace poco me encontré con una residente del recinto María Esther, cantón Chillanes de Bolívar, y constaté cuánta es la decepción que sienten mis provincianos con los gobiernos locales, que están luchando por desmembrarse de Bolívar y pertenecer al Guayas.
Me solicitó que les ayudara con el prefecto Jimmy Jairala, pero la señora comprenderá que sería traicionar, por decir lo menos, a mi provincia de Bolívar, aunque yo viva ya más de 50 años en mi querido Guayaquil, que se llama Santiago, como mi añorado pueblo donde nací.
La estructura vial es un desastre completo, carreteras que en otras provincias más grandes han sido reestructuradas, en mi pequeña provincia hay que ser un malabarista para no caer en baches, ya que las pocas que son pavimentadas están destruidas, peor aún las que solo son de cascajo, como la de Santiago-Las Naves vía a Riobamba, Santiago-Chimbo-Guaranda-San Lorenzo-Santiago-San Miguel, etc.
Muchos pueblos y caseríos parecen fantasmas, pues la mayoría de habitantes hemos tenido que emigrar a grandes ciudades en busca de mejores días, ante la impavidez de sus gobiernos locales.
La ineptitud de sus autoridades es asombrosa, además de ser timoratos en el momento de reclamar por los derechos de su provincia; claro que también tienen la culpa y bastante los asambleístas que la representan, ya que solo calientan el asiento en la Asamblea o se pasan cantando, sin importarles un pepino la situación de quienes les eligieron para que les representen.
El Gobierno, con razón, dirá que no le reclaman, pero así como recorre otras provincias, debería ir por los pueblos de Bolívar y constatar la desidia de los gobiernos locales.