En atención a los pronunciamientos registrados en la columna titulada “Inequidad electoral” que escribió César Montúfar, en el Diario que tiene usted a bien dirigir, se puntualiza que:
1. El señalamiento “las elecciones ecuatorianas tienen lugar con una autoridad electoral no imparcial y sesgada a favor del oficialismo, tanto en la organización de cada proceso eleccionario como en la confección de las normas y en la administración de la justicia electoral” es impreciso, ya que el CNE, como parte de la Función Electoral, se rige –entre otros-, por principios de autonomía, independencia, transparencia, equidad, certeza, eficacia, eficiencia y calidad, como lo establece el artículo 18 de la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas de la República del Ecuador, Código de la Democracia.
2. En relación a la afirmación de que “los casos más fuertes son la arbitraria definición de los distritos electorales y el método de asignación de escaños que sobre representa a la primera minoría”, el CNE estableció las circunscripciones electorales para el proceso actual, obedeciendo a criterios técnicos y socioculturales, respetando un equilibrio demográfico y atendiendo la potestad constitucional especificada en los artículos 156 y 157 del Código de la Democracia.
Este mismo espíritu llevó al CNE a modificar el pasado 11 de noviembre las circunscripciones de Guayaquil y Quito.
3. En referencia a la publicidad electoral, se señala que “A ello habría que agregar un masivo uso de recursos públicos y del aparato estatal por parte del oficialismo, y la indistinción entre Estado y partido de Gobierno”. Esto es equívoco; el CNE realiza el monitoreo de publicidad y propaganda de partidos y movimientos políticos en radio, TV, prensa escrita y vallas publicitarias en las 24 provincias del país.