El Autócrata Revolucionario del Oscurantismo del Siglo XXI cree estar convencido de ser el predestinado para solucionar ciertos casos en su círculo íntimo de poder, cuando últimamente nos entrega el cuento de haber observado, investigado y sancionado uno de aquellos; más bien, se sintió acorralado, temeroso como siempre, al constatar que se levantaba la tapa de su gran olla en la que hierve el caldo de cultivo putrefacto y en el que se cuecen innumerables actos de corrupción, y pudo avizorar con claridad el desenlace de la historieta del título falso de su primo a quien le había encargado el manejo de instituciones y empresas importantes del Estado. De nada valieron homenajes públicos y adhesiones con el fin de que no trascienda este hecho delictuoso.