En nuestro país, el manejo de los temas como auditorías, o compras públicas, se orientan con criterios más de tipo legalista o administrativos que técnicos.
Si bien es cierto que el tema legal y administrativo tienen una importancia relevante, no es menos cierto que el criterio técnico arrojaría muchas luces sobre la importancia que tiene el hecho de que se debe tener visión global sobre muchos asuntos que involucran decisiones, ya sea legales, o administrativas.
La visión del técnico no necesariamente puede estar sometida, en sus procedimientos, a criterios eminentemente legalistas, o, administrativos. Debe haber una sinergia entre todos estos aspectos.
Por ejemplo, el someter, en el tema de compras públicas, a que previo al proceso se debe hacer “un análisis histórico de precios” sin más ni más, no obedece a una realidad técnica, especialmente cuando se trata de la adquisición de equipos y o repuestos especializados. Ponemos como ejemplo, un caso hipotético: un usuario solicita un viscosímetro automático, con un presupuesto determinado, basado en cotizaciones solicitadas, con una serie de accesorios, propios de la automatización del equipo. El personal de compras públicas busca en el archivo “histórico” de compras pública y encuentra la compra de un viscosímetro, con un precios significativamente menor al presupuestado, y, lo toma como referencia.
Este error lleva a declarar desierto el concurso, con la correspondiente pérdida de tiempo y la no disponibilidad de un servicio requerido. Este caso, emblemático, produce un tremendo perjuicio al Estado por el tiempo, el incremento de precios que se produciría al convocar en nueva oportunidad, a la necesidad de cambio de especificaciones por el avance tecnológico, etc. etc.
En consecuencia, el análisis de precios históricos se debe hacer con criterio de alguien que conoce, de alguien que sabe lo que se necesita y de alguien que sabe la diferencia entre un equipo manual y uno automático.