En realidad se debe tomar en cuenta en que simplemente hay gran diferencia:
Cuando un conductor sale a la calle, montado en su ‘nave’, no amaneció con la idea de hacer daño a alguien, no se levantó con el plan de sacar provecho por encima de la ley, no tiene la intención de destruir a los demás. Pero el criminal, ladrón, arranchador, se levanta planeando cómo te quitará todo lo que tienes y con tanto esfuerzo has ganado; busca los elementos para, en el menor de los casos, amedrentarte, sino dañarte; querrá vivir así sin importar a quien viola, mata o destruye con tal de obtener lo que sus cochinas intenciones tengan.
Por eso, aunque los dos cometen faltas contra la sociedad y en realidad, cuando violan las leyes ponen en riesgo la propiedad o la vida, el uno claramente merece las tres penas: multa, penalidad y cárcel y el otro, simplemente una sanción pecunaria y tal vez la reposición del daño. Ahora adivine ¿quién se merece cada cosa?