Tal como está el mundo actual, ya nada tiene valor y hasta las condecoraciones que antes se daban a gente que se lo merecía por su honorabilidad y honradez, también se ha desvalorizado y la gente ve como ciertos gobernantes se solidarizan con aquellos que tienen su misma ideología, sin importarles si son corruptos. Pero sí causa mucha indignación que este gobierno que representa a 14 millones de ecuatorianos se empeñe en entregar esta distinción a una ex-presidenta reconocida en todo el mundo por la corrupción y a pesar de la oposición y las críticas respecto a este homenaje. Si tanto hablan de ética en este gobierno, aquí se está haciendo todo antitético.