Cada cierto tiempo aparecen los come muertos, es decir los profanadores de tumbas; ahora le tocó la desgracia a un cementerio de Montecristi (Manabí), donde no hay guardias de seguridad ni cerramiento completo; se llevaron las osamentas de cuatro cadáveres. Montecristi ha tenido progresos, lo visitan miles de turistas, pero se olvidaron del cementerio.
En pasadas ocasiones apresó la Policía a estudiantes de medicina que entraron en cementerios descuidados para robar huesos que les sirven para sus estudios porque comprarlos les resulta caro; también solicitan las calaveras quienes practican la brujería; la profanación de tumbas es un delito y muchos han ido a la cárcel por practicarla.
Pues bien, los pueblos y barrios suburbanos que descuidan sus cementerios deben estar alertas para cuidarlos porque los delincuentes que viajan en camionetas para dar el golpe, generalmente en las noches, no respetan a nadie ni le temen a los muertos; están curados de espanto; el pueblo los bautizó come muertos desde 1941 cuando aparecieron en el Cementerio General de Guayaquil.