En la política nacional se observan maniobras tortuosas y manipulaciones ocultas con el propósito seguir en la mentira y cuidar la supervivencia de partidos políticos populistas, si una persona pierde la confianza del jefe, esta es degradada o excluida, más aún si esa persona se destaca o manifiesta su pensamiento de manera libre y democrática, para nadie es desconocido que dentro de los grupos de poder existen rivalidades internas por posiciones, dominio o sumisión.
El desacuerdo o la actitud crítica de un militante se ve como una amenaza que puede modificar la respuesta colectiva de la ciudadanía, esto incomoda a la “autoridad” que reacciona abruptamente con insinuaciones de subversión o conspiración, que al ser aceptadas por las masas como hechos consumados buscan el escarmiento e incitan al castigo del supuesto contradictor, la persona acusada tiene serias y graves dificultades para cuidar su reputación, prestigio y dignidad pues se hace vulnerable ante los ataques del líder político o caudillo. Cuando existe un gobierno paranoide la motivación y la confianza para mantener y obtener el poder siempre va acompañada por la necesidad de estima, atención y adulo; estima que debe ser solamente para el “jefe” puesto que los éxitos, triunfos o logros de las demás personas son vistas como amenazas que despiertan sentimientos de rivalidad y celo capaces de alcanzar proporciones delirantes, la cólera que se despierta en el líder paranoide es tan intensa que siempre va acompañada de una “honrada indignación” que tiene graves consecuencias, puesto que nadie puede ser superior o igual a él en status, el “yo” no le permite el libre movimiento de la energía psíquica convirtiéndose en padre, adulto y niño a la vez por lo que se rompe la realidad del aquí y el ahora.