Tiene 4.6 mil millones de años y en una “millonésima-fracción” la destruimos con la Revolución Industrial del siglo XVIII, extractivismo de minerales y petróleo y la deforestación (Sudamérica lidera la tala con Ecuador a la cabeza).
El planeta colapsará pese al uso de “energías limpias” si no cambiamos nuestros “malos hábitos”. No al consumismo por tener dinero para gastar, a reciclar y reparar para alargar la vida de las cosas. No botar basura en ciudades, campos, ríos, playas y mares. No desperdiciar la luz y el agua, caminar diez cuadras para ir al trabajo, usar la bici y el transporte público. No a los monocultivos y los químicos. No a la tecnología que nos deshumaniza y esclaviza. Consumir menos carne y peces que escasean. No a quienes denuncian al contaminador imperio gringo y callan la Revolución Industrial y Tecnológica China de 1978 que produce lo inimaginable; cambiando 5.6 millones de bicicletas en 1979 a 8.6 millones de autos en 2018. A Bolsonaro por la quema de la Amazonía y callan el incendio de 5.3 millones de hectáreas de Evo en Bolivia, a Correa y Moreno sin control de barcos chinos y otros en la Reserva Marina de Galápagos, extractivismo en Yasuní y todo el Ecuador. A Maduro en el Arco Minero de 112 mil km2 (tamaño de Portugal), con genocidio, ecocidio y etnocidio al pueblo Pemón.
El capitalismo destruye la Naturaleza en nombre del “desarrollo” y el socialismo en nombre del “Pueblo”.
Benedicto XVI: “El capitalismo como el marxismo prometieron encontrar el camino para la creación de estructuras justas…, promesa ideológica que ha demostrado ser falsa.” M. Gandhi: “La Tierra tiene suficiente para todos, pero no tiene suficiente para la ambición de unos pocos”.