“No hay recuerdo eterno ni del sabio ni del necio, pues en los días que siguen todos son olvidados” (Eclesiastés; 2,16). Pensar a futuro -conservando ecosistemas, por ejemplo- y en día a día de vulnerables –dotando de agua potable por tubería a todo el país, o persuadiendo a quien mendiga o limpia vidrios, produciendo acoso en mayoría de casos, para que venda fruta, etc., porque el trabajo dignifica; como quien vende, con mascarilla, en la calle y lleva el pan a casa.
Necesitamos que alcalde y concejales reformen ordenanza y termine inveterada, inhumana y vanidosa política de represión, confiscación y dolor. Desde la calle se mueve 30% del comercio. Hay que carnetizarlos y apoyarlos con empleados municipales, teletrabajando en territorio, sin gasto de oficinas, vehículos, en intersecciones semafóricas (en Quito se ocupan unas 200 de las 700), más aún por festividades o eventos por navidad; año nuevo; 14 de febrero; día de la madre y padre; domingo de ramos; arranque de clases, finados.