Porque el expresidente Correa, jamás dijo las cosas como realmente son; lastimosa y malhadadamente, como que la gente se acostumbró a sus engaños, farsas y mentiras; y, porque nadie dijo nada, él siguió cometiendo tropelías; perjudicando así a toda la ciudadanía, pero, más que nada, a la gente pobre; no obstante, lo más grave de ello, fue, que cundió y enraizó la impunidad. Vale referir, que mucho más grave que la corrupción, es, sin duda alguna, la impunidad; no solamente porque esconde o tapa la corrupción, sino, fundamentalmente, porque la multiplica. Es por ello, precisamente, que a Correa y altos funcionarios de aquel régimen, les pasó lo que les pasó, es decir, que la justicia –ésta sí, proba e independiente-, más temprano que tarde, ya empezó a tomarles cuentas; y, es por eso, que en el caso “Sobornos 2012-2016”, ya existen los primeros sentenciados.