¿Marcha por la Paz?
No hay paz sin democracia y Estado de derecho. Por redes se convoca a una “Marcha por la Paz”. Amparada en el Art. C. 98 y sin ningún efecto y un chiste para el poder ilegal que rige desde 2007. Si el presidente y 18M deben cumplir la Constitución (vulnerada de cabo a rabo por los poderes e instituciones). Entre otros, el Art. C. 3.8.- Garantizar a sus habitantes el derecho a una cultura de paz, a la seguridad integral y a vivir en una sociedad democrática y libre de corrupción. La destrucción de la democracia se propiciada desde el poder, son extensiones Iza y hermanos indígenas, sectores sociales locales y hasta extranjeros. En consecuencia, la marcha debe ir masiva y pacífica a: 1) CNE por descarado fraude “5F”, denunciado por sus propios miembros. 2) Asamblea sin respaldo del país, desestabilizadora, que amnistía a quienes dan golpe de calle e incendian el país y, legisla a favor de la delincuencia infractora en las calles y corrupción del poder. Con 18M robados, secuestrados, vacunados, asesinados, terrorismo de calle, etc. 3) Al Ministerio de Defensa, para que las FF.AA. sean reales garantes y defensores de la paz, seguridad y la Constitución de 18M y no de autoridades fuera de ella. 4) A Carondelet en defensa del orden constitucional (no necesariamente de Lasso), y la “muerte cruzada”, para salvar, recomponer y refundar la Patria. 5) A la ONU, pues, su Comité de los Derechos Humanos absolvería a Rafael Correa como lo hizo con Lula da Silva. ¡Dios, apiádate y salva al Ecuador!
Juan Carlos Cobo Rueda
Construir o destruir
Este mensaje se dirige a políticos, empresarios, dirigentes de organizaciones sociales, trabajadores y para toda la ciudadanía. Construir nace de personas que promueven el bien común, la convivencia pacífica y ordenada, el cumpliendo derechos y obligaciones, reclamos justos pero sin llegar a la violencia, el respeto al medio ambiente para alcanzar desarrollo sostenible. Los resultados de construir se reflejan en más trabajo, mejor educación, seguridad jurídica, menos delincuencia, más transparencia, mayor investigación científica, mejores servicios públicos, entre otros. En contrapartida, la destrucción se anida en el odio, la violencia como único medio de expresión, la falta de solidaridad, requerimientos inviables, la imposición de agendas personales o de grupo, cuyos resultados son la falta de inversión, el desempleo, la delincuencia en todas sus formas, la emigración, la falta de gobernabilidad y el deterioro de la calidad de vida de la ciudadanía. No podemos vivir con la zozobra de nuevos actos de violencia que vulneran los derechos ciudadanos a la movilización, educación, alimentación, que generan pérdidas económicas, sociales y deterioran la imagen de nuestro país. Debemos rechazar a políticos mediocres y corruptos y a dirigentes ciegos por el odio y por sus ambiciones personales. Es nuestra obligación presentar propuestas y promover acciones para mejorar el Estado de Derecho.
Mario Andrade Trujillo