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Cartas al Director / 15 de marzo del 2023

Los jueces y la justicia

Parece que en los estudios de Derecho o Leyes, en las Universidades, se está pasando por alto la diferencia que existe entre las leyes y la justicia.

Los funcionarios de la Función Judicial, encargados de impartir justicia, se limitan exclusivamente al cumplimiento de los requisitos formales, inclusive lo dice el presidente del Consejo Nacional de la Judicatura, cuando afirma que se liberó a doce delincuentes, “porque la Fiscalía se tardó en entregar los documentos”, y, la Fiscalía lo justica porque “la Policía se demoró en entregar los partes”..

La Justicia, si nos apegamos a su definición, en el caso de la delincuencia, se trata de sancionar a un infractor, puesto que éste, al infringir las leyes en su trato a los demás, merece una sanción según esas mismas leyes.

No se trata única y exclusivamente de si los demás actores, llámense Policía o Fiscalía, omitieron un papel, o retrasaron un documento: eso, según una elemental lógica, es subsanable.

Lo que no es subsanable es el hecho de volver a la libertad a un delincuente, criminal, que inmediatamente van volver a cometer los mismos atropellos contra la sociedad. Esto no es justicia para la sociedad ni para los individuos libres.

No me queda claro que, si para otorgar esas libertades a delincuentes, en muchos casos reincidentes, opera la ignorancia, la mediocridad o la corrupción, pero en todo caso, un juez que no sabe distinguir la justicia de los vericuetos formales, no merece ser juez. Lo que está ocurriendo en el Ecuador, es un verdadero atropello a la justicia, bajo el parapeto del “estricto derecho”, como dice el pomposo presidente de la Corte Nacional de Justicia, o del apego a la documentación del histriónico presidente del Consejo de la judicatura. A ellos no les importa el bienestar de la sociedad en general, creen que el mérito de la justicia es cerrar filas al amontonamiento de papeles, y no consideran en absoluto, la seguridad y el bienestar de la sociedad.

Se ha degradado la justicia hasta el punto que la han transformado en un pelele en manos de la delincuencia en general: la del crimen organizado, la de cuello blanco y la común y silvestre, siendo los funcionarios judiciales, en mi concepto, con este tipo de actuaciones, los principales responsables de la inseguridad ciudadana, que no la Policía ni el gobierno.

José M. Jalil Haas

“Carta abierta al nuevo alcalde de Latacunga”

Soy un egresado de hace muchos años del Colegio Vicente de la ciudad de Latacunga y lamento que toda la infraestructura de dicho Plantel se encuentre, virtualmente, sin uso y deteriorándose por falta de mantenimiento y desatención del Ministerio del Ramo.

Pero, sería interesante que en honor al filántropo que permitió su creación, que se busque la mejor utilización de la enorme construcción localizada a una cuadra del parque principal de Latacunga, que también lleva su nombre, en donde se erigió hace varios años, un monumento en agradecimiento a la generosidad testamentaria del Dr. Vic ente León y Arguelles para la Ciudad donde nació.        

Por lo señalado, me es grato sugerirle en su calidad de Alcalde de la Ciudad y Rector de la Universidad, el traslado del Rectorado y área administrativa central de la Universidad, al espacio que ocupaba justamente el Rectorado y la Secretaría del Colegio, que es o era, el espacio mejor conservado durante muchos años.

Para su conocimiento, me permito destacar algunos datos biográficos de quien fue Vicente León y Arguelles:  nace en Latacunga en Enero de 1.973 y fallece en el Cuzco-Perú en Febrero de 1.839 donde residió por varios años, habiendo sido Prefecto Provincial y Gobernador del Cuzco por su calidad de Jurisconsulto, a más de la magistratura desempeñada en las Cortes de Justicia de Arequipa y Trujillo.

En 1.840 en la Presidencia de Juan José Flores, firma su testamento dejando una importante fortuna para educación de la juventud de la provincia de León, actualmente Cotopaxi, valorada en “una tercera parte de lo que era el Presupuesto General del Estado de esa época”, convirtiéndose el Colegio en uno de los más prestigiosos del País principalmente por sus laboratorios, equipamiento y plantel de profesores.

En concreto, estimo que para la Universidad sería estratégico que sus oficinas principales estén ubicadas en el área central de la Ciudad, dejando toda la infraestructura educativa donde actualmente funciona.                                               

Iván Escobar Cisneros