La cultura del individualismo
En los momentos actuales que vivimos se ha enraizado la cultura del individualismo, pues cada quien pretende hacer lo que le conviene a sus propios intereses, sin importarle si en el camino atropelle o cause problemas a otras personas; sólo prima su propio interés y la cultura prevaleciente de su propio individualismo. Se ha perdido el sentido de la solidaridad, debido a que cada quien solo pretende colmar sus propias necesidades y aspiraciones, es decir no existe ninguna muestra de preocupación por satisfacer los deseos y los requerimientos de otras personas, que a lo mejor necesitan de ese apoyo y ayuda.
Tanto predomina el individualismo que cuando recorremos nuestras ciudades, la gente se encuentra tan distraída en sus propios quehaceres, que ni siquiera mira a su alrededor, pues sólo se concentra en su propio entorno y predomina su único afán de protagonismo personal, la cultura del ego y la única y exclusiva mirada en su propio bienestar individual. Caminamos por la vida con el único propósito de mirar nuestro propio crecimiento personal y sin hacer nada por compartir con otros, ni siquiera una parte de nuestro tiempo, pues sólo estamos afanados en llegar a cumplir con nuestras metas personales, acrecentando esa sensación de una única y exclusiva individualidad.
Es necesario que busquemos formas de lograr cambiar nuestra actitud individualista y hacernos más solidarios y más humanos con la gente que a lo mejor requiere de una muestra fehaciente de nuestro interés por compartir sus anhelos y esperanzas. Vivimos en un mundo encerrado en nuestro propio círculo familiar y no nos importa para nada lo que ocurre en nuestro alrededor o que esté cerca de nuestro entorno; no tenemos ni ojos, ni oídos para ver y escuchar sus necesidades; nos estamos convirtiendo en un mundo de sordos y mudos. Avivemos nuestra esperanza por un mundo mejor y abramos nuestras alas para volar hacia aquellos lugares donde necesitan de nuestra presencia solidaria y humana, para que seamos conscientes de la importancia de salir de nuestra propia individualidad.
Oprah Winfrey dijo: “He llegado a creer que cada uno de nosotros tiene una vocación personal que es tan única como una huella dactilar, y que la mejor manera de tener éxito es descubrir lo que amas y luego encontrar una manera de ofrecerlo a los demás en forma de servicio, trabajando duro y también permitiendo que la energía del universo te guíe”.
Hernán Patricio Orcés Salvador
38 años de graduados
El jueves 9 de febrero, los médicos de la X Promoción de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica de Guayaquil, cumplimos 38 años de graduados. Mis compañeras y compañeros, con quienes compartí durante 8 años las aulas de nuestra querida Facultad, se encuentran trabajando en el país y fuera de él.
Personas buenas, diligentes, laboriosas, responsables, solidarias. Mis felicitaciones para mis queridos amigos, con quienes compartí sólo alegrías; porque fuimos un grupo que estudiaba mucho y estaba siempre alegre, aún en los momentos de tensión y dificultad. También recuerdo con mucho cariño, a quienes ya se fueron: Mirella Centanaro, César Aspiazu, Javier Ortiz, Luis Barrezueta…; muy buenos profesionales y grandes amigos. Mi agradecimiento más entrañable, para esa linda generación: la de la Décima Promoción de graduados, de la Facultad de Ciencias Médicas, de la Universidad Católica de Guayaquil.
Mario Monteverde Rodríguez