Cartas al Director / 26 de junio del 2023

Que es más preocupante la elección de presidente o de asambleístas

En el caso de los candidatos a la Presidencia, ya  sabemos quiénes son; no mucho, pero algo, a diferencia de los eventuales congresistas, que por el número que hay que escoger y por la cantidad de aspirantes, sobre todo provinciales, que asoman respaldados por tiendas políticas que nunca se han oído, ni siquiera localmente, creo que vamos a tener sorpresas inaceptables, felizmente por un corto período.

Lo difícil como País, se resume en la cantidad de problemas que debe resolver el Ejecutivo y la enorme duda respecto a saber si los “honorables” como antes se les llamaba, van a oponerse a todo como los que fueron “expulsados”, haciendo el coro a los “ilustres desinformados” de la Corte Constitucional que creen que la desocupación generalizada y el hambre de muchos, no es un “problema económico urgente”, solo por respaldar la posición política de su Presidente y la del de la CONAIE que por “resentidos sociales” seguirán objetando todo.

Lo lamentable como País es esta ciega oposición que no quiere ver la realidad y piensa que como ellos comen todos los días, los demás también lo hacen, olvidando la realidad familiar de la cual provienen muchos de los “políticos de moda”, cuando lo generoso sería permitir que la gente no padezca las vicisitudes por las que pasaron, para ya no repetir que “el hombre es el lobo del hombre”; y, dejar de “exportar” más emigrantes, cansados de la pobreza en la que viven aquí, porque no tienen donde trabajar y antes de que les metan en el narcotráfico.

Lastimosamente, esa verdad es la que no ven los “revolucionarios de escritorio” porque sus políticas más que perjudicar al Gobierno, afectan a la masa popular que supuestamente es a la que quieren defender porque desconocen el tema. Olvidan, por ejemplo, que la mayor parte de las fuentes de empleo está en la agricultura y ganadería que representaría un 20% de la población, donde justamente están asentados los grupos más pobres.

Iván Escobar Cisneros

El sobreseedor

Despierta curiosidad el proceder de un magistrado de la máxima instancia judicial, que en sus consideraciones se limita a la consideración económica sobre peculado en la compra de artefactos inservibles.

Para este juez, un proceso de adquisiciones viciado de irregularidades, el incumplimiento de las bases en la adjudicación, la pérdida de vidas humanas, el tiempo desperdiciado por la no operación de los artefactos, el lucro cesante, no tienen validez.

Una vez más, encontramos que muchos profesionales de leyes, tienen visión muy limitada con respecto a panoramas completos. Los hemos visto en aquellos jueces que liberan delincuentes solamente porque “el parte policial no llegó a tiempo”. El caso de los Dhruv es muy similar: “no hubo perjuicio por que el Seguro devolvió el dinero”.

No quiero pensar que el Juez actuó por afinidades políticas, pues eso es peor todavía a su limitación: es alevosía y premeditación. ¿Será que las facultades y escuelas de leyes no están formando a los abogados de manera integral? ¿Será que la experiencia y formación para ser jueces no está cubriendo aspectos elementales como la ética profesional?

Sinceramente no alcanzo a entender que pronunciamientos de este tipo, que califico como de consideraciones limitadas y alejadas de toda lógica, no generen una reacción de la academia o de los gremios correspondientes: esto configura, a mi entender, una solidaridad malentendida, propia de fanatismos.

Los gremios profesionales deben despojarse de este tipo de solidaridades, que no coinciden en absoluto con la actividad profesional: deberían quitar la licencia profesional, para evitar que continúen actuando quienes de manera tan directa afectan el honor de una profesión. Y espero que no me vengan con la “interpretación de las leyes” que no puede, de ninguna manera, estar alejadas de la ética, de la razón ni de la lógica: un perjuicio no es solamente el dinero. Aprovecho  la opotunidad, para opinar también, que sin ser abogado, no encuentro asidera para que alguien pueda argumentar que este sobreseimiento afecta al caso del asesinato del General Gabela: sería otro despropósito de la abogacía.

José M. Jalil Haas

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