“El juego del calamar” parábola del capitalismo
La serie surcoreana que estrenó su segunda temporada el día después de Navidad, y que se ha mantenido desde entonces en el top 10 de series más populares en Ecuador, vuelve a hacernos un llamado de atención.
En su primera temporada, los juegos tradicionales de niños coreanos, convertidos en un sádico concurso, donde los participantes asfixiados por las deudas y agotados de una realidad dura y cruel, esperaban ganar millones; atrajo a una audiencia mundial d3 330 millones de espectadores; todo un fenómeno de masas.
De 456 jugadores iniciales, el único ganador fue precisamente el jugador 456, los otros perecieron. La ficción televisiva es una alegoría al mundo del siglo XXI, en el que las desigualdades sociales aumentan, y el afán por conseguir dinero para saldar innumerables apuros económicos son el pan de cada día.
La segunda temporada, nos muestra de cuerpo entero: el individualismo, la avaricia, el egoísmo y la falta de empatía, llevan a los nuevos jugadores, a seguir jugando, a pesar de que tienen la posibilidad, de siendo mayoría, acabar con el macabro juego e irse todos a casa, con plata incluida.
La serie no es más que un autorretrato de la sociedad occidental actual, en la que quien ejerce el poder ambiciona mantenerlo, y quien no tiene dinero es presa de la desesperación.
Pablo Virgili Benítez