El mundo se ha paralizado con la pandemia del coronavirus que amenaza la vida de la humanidad. Independientemente del origen del mismo y los posibles intereses de las grandes potencias mundiales que con sus cálculos geopolíticos tratan de aprovechar al máximo para conseguir su hegemonía no es indiferente el observar lo pequeño y débil que es el ser humano. Somos testigos de un sinnúmero de fallecidos en diversos países del mundo, la ciencia pone todo su esfuerzo para minimizar los riesgos y descubrir una vacuna, pero todavía pasará algún tiempo y sin lugar a dudas las secuelas económicas y sociales para la humanidad son impredecibles. Por tanto es el momento para ser sensibles y solidarios ya que la exposición al riesgo de contagio es común.
Llama la atención que el miércoles 15 de marzo no se le permita aterrizar a un avión en el aeropuerto de Guayaquil. Venia de Europa vacío a retirar a cerca de 200 extranjeros que querían regresar a sus países de origen; se había tomado todas las precauciones para evitar cualquier inconveniente; sin embargo se tomó la pista por asalto y se impidió su aterrizaje, acto por decir lo menos, ilícito, reprochable y avergüenza al país, la noticia fue difundida por los diversos medios de comunicación y se responsabilizó de dicho acto a la Alcaldesa de Guayaquil.
Todos los seres humanos pueden cometer errores; pero estos se los afronta con dignidad y valor, no convence el hecho de victimizarse públicamente para tratar de salir del paso.