Los maestros, al igual que los estudiantes han tenido que adaptarse a la virtualidad, muchos de ellos no han recibido instrucciones claras o capacitaciones para usar ciertos programas que resultan necesarios para cumplir con el trabajo virtual.
Durante la pandemia, mucho se habla sobre la carga emocional que tienen los estudiantes, pero se olvida que los maestros también son personas que tienen una vida fuera de las instituciones educativas, hay que tomar en cuenta que incluso atienden a padres de familia fuera del horario laboral, para poder solventar sus dudas y muchas de las veces los mismos padres buscan que los maestros les resuelvan todo tipo de problemas, tienen quejas del tipo “es que mi hijo no me hace caso”.
Claro que los maestros son adultos y los estudiantes son niños y adolescentes en su mayoría, pero en esta historia hay dos partes, y los profesores no son los malos. Lo que está pasando ahora es una consecuencia de los cambios bruscos causados por una pandemia para la que nadie estaba preparado, sin embargo, es preciso hacer un llamado a la tolerancia y empatía por parte de ambos, estudiantes y maestros, porque nunca se sabe por qué tipo de problemas atraviesan las personas.