Estamos confinados, consecuencia de la irresponsabilidad, debemos aceptar que somos necios, si…
Hay que trabajar para comer y al estar “encerrados” es imposible… para dueños y empleados de pequeños negocios, vendedores ambulantes, las caseras de los mercados, etc…es aún más difícil la situación financiera, pero analizando el caos que vivimos; nos damos cuenta de que nos encontramos en esta situación debido a nuestro comportamiento …
Al otorgarle más importancia al dinero que a la vida o el capricho sobre la consciencia no entendemos que para trabajar… necesitamos salud, ¿de qué nos ha servido ir contra la responsabilidad ciudadana?, si el costo que implica el oxígeno, la medicación y las secuelas del covid cuestan 100 veces más de lo que podemos ganar en el tan defendido derecho al trabajo, muchos se han contagiado por cumplir con el mismo, otros sin embargo lo hicieron porque se aburrieron y decidieron que eran inmunes…
Se fueron de fiesta, creyeron que todo era exageración…duele, ha resultado tan difícil el amarnos y amar al prójimo que la pandemia se ha instalado con comodidad entre nosotros y aquí pagamos todos, los que acatamos las reglas y los que decidieron ignorarlas.
No entendimos el “quédate en casa” y ahora estamos luchando sin armas, contra reloj para no perder a nadie más, ¡por favor!, las playas no se van a mover de dónde están!, el mayor acto de amor es no exponer a nuestras familias, podremos reunirnos en unos meses, no hay dinero que aguante el costo de esta enfermedad, que no distingue edad, religión, género, o estatus social… Seamos conscientes y no caprichosos. El dinero lo podemos recuperar… La vida, no.