Correa afirmó, ante los corresponsales extranjeros, con esa enorme dosis de modestia y sencillez que le caracteriza, que nunca ha buscado brillar, solo servir, pero que el brillo de su gestión ha sido inevitable. Sin inmutarse advirtió que si nos portábamos mal y no elegíamos a su candidato, se vería forzado a regresar al país antes de lo previsto para poner las cosas en orden. Aseguró que el mundo mira con admiración la política económica del Ecuador frente a la crisis y que pronto circularán varios papers de prestigiosas instituciones académicas documentando este precioso legado a la ciencia. Nosotros los profanos jamás sospechamos que el brutal endeudamiento contraído con China pudiera constituir material de consulta, solo sabemos que tendremos que pagarla. Otra muestra de erudición fue la extraordinaria explicación sobre el error sistemático en el que incurrió, a juicio del mandatario, el CNE al ingresar las actas de la primera vuelta. Es preciso ser brillante para identificar como error sistemático el simple ingreso de las actas de cada provincia y sugerir que haciéndolo en forma aleatoria no habría despertado sospechas de fraude en la oposición.