Luego de escuchar la semana pasada una serie de normas, que actualmente rigen en nuestro país, concretamente en la educación; lo que hace es producir pena. Un buen carajo a tiempo, un cocacho, un halón de orejas, un reglazo en la mano; no ha traumado a nadie.
No es posible que por ser menor de edad un alumno, una alumna, tengamos que tener un abogado para responder
demandas de los taitas.
No podemos seguir actuando como shunshos. Un país como el nuestro, que camina, avanza a buen ritmo, no puede tener estos escollos, que lo frenan.
¡Adelante!… Sí podemos.