La primera prioridad es terminar de vacunar en el menor tiempo posible al 60% de la población, es decir a 9.6 millones de personas (en el territorio nacional debemos habitar realmente unos 16 millones). Sin gente no hay economía y la reactivación de ésta es la segunda prioridad, lo que implica tomar firmes decisiones en materia de: 1) solucionar el déficit fiscal que este año será de USD 8 millardos, a través de: contraer el gasto corriente (estudios especializados han demostrado que esta vía estimula más la economía que el aumento de ingresos vía impuestos); aumentar la eficiencia en la recaudación con procedimientos simples y ágiles, ampliar la base tributaria; disminuir el número de tasas y gravámenes y reducir exenciones, no solo porque restan ingresos al fisco, sino también porque su concesión suele dar lugar a corrupción y, como último recurso, buscar financiación externa. 2) Atraer inversión extranjera y estimular la nacional por dos caminos: 2.1. enviando a la asamblea proyectos de ley que corrijan las deficiencias de los regímenes tributario y laboral, con lo cual se recuperarán plazas de empleo en ingentes cantidades, y 2.2. dando señales claras al mundo de que Ecuador ha tomado un firme rumbo de recuperación en un marco de amplio compromiso social y político mediante diálogo y comunicación eficaces. Hasta aquí, un esbozo de plan para solucionar necesidades apremiantes. Un tercer punto en la agenda (a riesgo de disgustar a los ecologistas que lo quisieran como primero) podría ser la preocupación por el ambiente, tema cuyo tratamiento excede el límite de esta carta, pero me adelanto a decir que por el momento tendrá que esperar.