Actuemos como profesionales
Cuando uno adquiere una profesión, luego de varios años de estudios, y en algunos casos inclusive de investigación (no todos los profesionales, lamentablemente, cumplen estas etapas a cabalidad), se entiende que adquiere una serie de conocimientos básicos que le permiten ejercer su profesión con solidez, probidad, seguridad.
Ocurre en todas las profesiones: Ingeniería, Medicina, Arquitectura etc. Podemos encontrar, en la labor de cada uno de los profesionales diferencias de matices, más nunca diferencias en conceptos básicos.
Sin embargo, es pan de cada día, encontrar las diferencias de conceptos básicos entre los abogados, discrepancias fundamentales, que nos dejan sorprendidos. Nos llevan, esas discrepancias, a dudar si realmente existe una profesión de las Leyes.
Se ha generalizado el concepto, que en son de broma se repite: “donde hay dos abogados, hay tres opiniones”.
Estas actuaciones se esconden detrás del concepto de “interpretar las leyes”, lo que en buen romance significa que las leyes están escritas para que cada abogado la interprete a su antojo. ¿Es esto lógico?
Es grave esta situación, pues los abogados, cuando llegan a jueces, pueden crear un maremágnum jurídico.
Me parece que puede ocurrir es que cada abogado aporte con sus conocimientos a esclarecer las situaciones que son sometidas a la consideración en los juzgados, pero jamás a torcer las leyes para favorecer a alguien a su personal conveniencia.