El Secretario Jurídico de la Presidencia dice que no han sido 71 millones de dólares los que se han gastado en la propaganda del Gobierno como ha afirmado el periódico La Hora, sino solamente 12 millones. Con esa ínfima suma, superior a los presupuestos de numerosos municipios de las provincias paupérrimas de la patria que les hubiese servido a tantos para financiar sus deficitarios presupuestos. Con esa miserable cantidad, cuantos equipos camineros, tractores, excavadoras, retroexcavadoras, volquetas, se podrían haber comprado para que las prefecturas construyan los caminos vecinales que tanto falta hacen para sacar la producción a los centros poblados y las cosechas no se pierdan en los mismos campos y fincas productoras remotas.
Con esa minúscula cantidad, cuántas aulas escolares, cuántos pupitres se pudieron haber construido para que la educación no sea solo cuento del mismo Gobierno, cuántos profesores pudieron haberse contratado. Con esa irrisoria cantidad, cuántos dispensarios médicos pudieron haberse construido en los recintos alejados de los centros de salud, en las zonas en donde las madres paren a sus hijos en las bancas y en las calles, cuántos centros materno infantiles se pudieron haber construido; con esa mínima cantidad desperdiciada en propaganda, cuánta medicina se pudo haber adquirido para los centros de salud en los que no tienen nada, ahora ni siquiera el engaño de los genéricos los cubre. Qué pena que existan funcionarios que piensen así, pero lo peor es que, aunque sean solo doce millones, ese es dinero que pertenece a todo el pueblo ecuatoriano. Qué lástima.