Solo para empresas y emprendedores

Es una columna que analiza la situación y los desafíos de las empresas, las pymes y los emprendimientos en el contexto económico ecuatoriano e internacional. Otros artículos del autor: http://bit.ly/xBasantes Twitter: @XAVIERBAS

Xavier Basantes

Lic. en Comunicación, U. Central. Posgrado en periodismo en U. Andina y diplomado en gestión empresarial del Tec de Monterrey. Periodista económico. Del 2009 - 2016, Editor de LÍDERES. Exeditor de El Comercio TV; ahora Macroeditor de Proyectos Multimedia.

Mujeres emprendedoras

En la Semana Global del Emprendimiento, que se cumplió del 16 al 20 de noviembre en más de un centenar de países, se reivindicó el rol de la mujer como actor clave del desempeño económico mundial. Y, sobre todo, se destacó cómo su contribución y aporte -en la actualidad- es vital en un escenario de reactivación pospandemia, teniendo en cuenta que la presencia del covid-19 ha deteriorado considerablemente el mercado laboral.

De acuerdo con datos del Ministerio de Trabajo, en el Ecuador, 3,3 millones de mujeres son parte de la Población Económicamente Activa (PEA), pero 21,8% está en el subempleo y el 8%, en el desempleo. Además, un 16% gana menos que un hombre.

La mayoría de pérdidas de trabajo para las mujeres en la etapa más complicada de la pandemia se concentró en las áreas de servicios, turismo, comercio, entre otras. Además, esta situación ha generado inconvenientes relacionados con las tareas en el hogar, así como el bienestar físico y mental.

En medio de esta realidad, Ecuador se constituye en el país donde más mujeres emprendedoras impulsan iniciativas de negocios. Según el reporte de Global Entrepreneurship Monitor, el 33,6% de mujeres, entre 18 y 64 años, es emprendedora. Por ello es fundamental afianzar el ecosistema emprendedor para alentar su desarrollo.

Además, se impulsan iniciativas públicas y privadas para potenciar ese recurso y buscar mecanismos que mejoren su inserción en el campo laboral, a través de planes de capacitación y mecanismos de financiamiento, tanto en el sector público como en el privado.

Entre los programas puestos en marcha está el impulso a la ‘economía violeta’. Esta iniciativa oficial, que cuenta con la cooperación internacional, busca evitar la profundización de las condiciones de desigualdad que afrontan las mujeres en el mercado laboral, minimizar el impacto negativo de la crisis y consolidar un proceso inclusivo de reactivación económica.

Si bien es un plan de mediano plazo, lo mínimo que se espera es su continuidad. Ojalá.