La verdad es que yo tampoco me veía trepando por una cuerda o saltando cajones. Lo mío siempre fue correr; me gusta más la montaña, aunque soy más rápida sobre el asfalto.
Esforzándome logré subirme al podio en dos ocasiones: segundo lugar en una prueba de 5 kilómetros y primer lugar en la categoría empresarial de la Quito Últimas Noticias 15K. No es mucho, pero es trabajo honesto (risas), y es lo que ahora me motiva para continuar con mis activaciones. Entreno a mi ritmo esperando que la pandemia desaparezca y regresen las carreras atléticas. Extraño tanto el apoyo de la gente; conmueve tanta generosidad.
Como varios de ustedes saben, también acudía al gimnasio para trabajar con algo de peso, pero tras la pandemia me las ingenié para conservar mi masa muscular intacta dentro de casa.
Hice lo que pude, pero definitivamente no fue suficiente. Formo parte de esas estadísticas que aseguran que durante el año de aislamiento las personas ganaron masa grasa y perdieron músculo. Y por eso –precisamente- me incliné ahora por el crossfit.
Escribo sobre tendencias ‘fitness’ desde hace más de cinco años y en ese tiempo he probado de todo: baile, ‘indoor cycling’, TRX, yoga, pilates y más. Al crossfit siempre le he temido. Estaba convencida de que era una opción para hombres y mujeres con súper poderes. Además -al inicio- este sistema de entrenamiento tenía muy mala fama; decían que lesionaba. ¡Qué miedo!
Después de conocer el tema a profundidad entendí que sí, lesiona, como sucede con cualquier otro sistema de entrenamiento, cuando los dueños de los centros de acondicionamiento contratan a aficionados para dictar las clases. Así es como también te puedes lastimar mientras corres o mientras te activas sobre una bicicleta estática. Por eso es extremadamente importante contar con entrenadores certificados.
El crossfit es una disciplina exigente que requiere de la guía de un entrenador certificado para reducir el riesgo de lesiones. Foto: Pexels
Para encontrar a los mejores –precisamente- asisto a clases de prueba. La semana pasada fui a un box -así se llaman esos centros de acondicionamiento- ubicado en el sector Iñaquito. Me gustó mucho, pero hay otro que me llama mucho más la atención. Está sobre la avenida 10 de Agosto y a ese lugar tengo previsto acudir hoy –4 de marzo del 2021-.
El box es bastante acogedor, así que iré con toda la buena predisposición.
Les cuento que la primera clase de prueba me sacó de mi zona de confort y por un momento me sentí perdida y me pregunté si de verdad era lo que quería hacer. La respuesta fue, eso creo, y por eso me apunté a un nuevo encuentro. Como les decía antes, trabajaba con peso y creo que el crossfit es un sistema ideal porque activa todos los músculos al mismo tiempo. Además, es una oportunidad para vencer miedos.
¿Cuántos de ustedes puede subirse a un cajón de 50 centímetros de alto de un solo salto? Tenía pavor. Así que yo sí celebré ese logro al final de la primera clase de prueba. Me frustró -sin embargo- un ejercicio que consistía en colocar la punta de los pies sobre una caja y las manos sobre el piso, y flexionar los codos. Recontra que difícil.
Veamos si lo logro en la nueva clase, si el entrenador tiene más tino para explicar la técnica. Espero que sí, porque en realidad quiero darle una oportunidad a ese sistema de entrenamiento.
Ya les contaré cómo termina esta historia.
Por cierto, el trabajo de fuerza es necesario para cumplir con disciplinas como el atletismo, montañismo o escalada. Luego de varias semanas de entrenamiento contaremos con un core -centro del cuerpo- más fuerte. Mejorará nuestra concentración y los tropezones quedarán en la historia, pues también estaremos más coordinados.
¿Alguna experiencia con el crossfit?
Los leo en pgavilanes@elcomercio.com