Lanzando números

Análisis económico con énfasis en finanzas públicas, comercio exterior, petróleo, empleo, impuestos y empresas. Mi lema: Los números pueden decir cualquier cosa, depende qué números se escojan. Otros artículos del autor: http://bit.ly/CsrSosa Twitter: @cesarA_sosa

Una obra costosa y con fallas

La hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la obra emblemática del anterior gobierno y la más costosa en la historia del país, está subutilizada y tiene observaciones sobre su construcción.

El proyecto arrancó sobredimensionado. Los estudios sobre la hidroeléctrica señalaban que la potencia de la central podía bordear los 900 megavatios (mW), pero se terminó haciendo una de 1 500 mW, con base en un estudio de la Comisión Federal de Electricidad de México, que en un inicio dijo que podía llegar hasta 1 200 mW.

Desde que la central Coca Codo Sinclair entró en funcionamiento, hace dos años, no ha podido producir a su máxima potencia de manera permanente. Y no podrá hacerlo porque no hay suficiente caudal en los ríos que abastecen a la central y tampoco se han realizado obras complementarias, como una potente red de transmisión que permita evacuar la energía del Coca Codo a ciudades como Guayaquil. De ahí que solo opera a un 60% de su capacidad.

Tener una obra subutilizada es muy costoso, porque aumenta el precio de la energía y, por ende, de la tarifa eléctrica. Los ciudadanos terminarán pagando una inversión en exceso, es decir, aquella que no produce ingresos ni genera un beneficio.

El informe borrador de la Contraloría sobre esta obra, leído la semana pasada, ratifica fallas detectadas antes de la inauguración de la central, hace dos años, lo que deja ver deficiencias en el trabajo de los fiscalizadores y los administradores de la obra. Las fallas que preocupan se refieren al acero utilizado y las soldaduras en los distribuidores, que no cumplieron con los protocolos de aprobación y ponen en riesgo la operación de la planta.

Las autoridades tienen dos opciones para corregir las fallas detectadas. La primera es obligar a la constructora china Synohidro a realizar nuevos trabajos que garanticen una vida útil de la central por al menos 50 años. La segunda es cobrar las multas por los trabajos defectuosos, ejecutar las garantías y contratar a otra empresa que arregle las deficiencias.