Una nueva alfabetización está en marcha. Para unos es la alfabetización digital; para otros es la nueva alfabetización ligada al libro y la lectura. El Ecuador necesita con urgencia una política nacional del libro y la lectura de largo plazo y un plan lector, con la participación de la sociedad civil y los sectores público y privado. Algunas ideas matrices.
Dicen los expertos, que ante los cambios globales es indispensable una alfabetización de carácter digital, que supere los parámetros de la lectura y la escritura tradicionales, básicamente aprendidos en las aulas.
Sin embargo, si bien resulta lógica esta reflexión, no es menos cierto que hay una fase previa y urgente: insistir en el mejoramiento de la enseñanza de la lectura y escritura porque está relacionada directamente con la calidad de la oferta educativa. Si bien se han hecho esfuerzos en las últimas décadas para aumentar la cobertura escolar, el problema de la calidad, todavía subsiste: el Ecuador tiene serias debilidades en Lenguaje y Matemática, y el origen está, entre otros factores asociados, en la lecto-escritura, las deficiencias en las competencias lingüísticas y en la meta cognición.
El último informe de la Unesco -proyecto TERCE- reconoce mejoras en este rubro, pero la calidad sigue siendo una deuda estructural. La escuela -con las excepciones del caso- es una fábrica de analfabetos funcionales. Las nuevas lecturas del mundo requieren nuevos docentes, nuevas estructuras educativas, nuevos textos escolares y nuevos ambientes de aprendizaje y no solo más presupuestos.
Comportamientos lectores
Los índices de lectura en el Ecuador son bajos, en relación con otras naciones iberoamericanas. Y lo más grave es que el país no cuenta con una política nacional de fomento del libro y la lectura, y tampoco un plan lector que articule estrategias. Es tiempo, por lo tanto, de crear mecanismos para que la sociedad en su conjunto, con el apoyo de los sectores públicos y privados modifiquen sus comportamientos lectores, y así contribuya a la creación de espacios culturales alrededor del libro y la lectura.
Los cambios que se persiguen en la educación serán posibles sobre la base del trabajo integrado de mediadores (profesores, padres, bibliotecarios y promotores culturales) en los ámbitos de la lectura y escritura, los hábitos y comportamientos en relación con el libro, y el fortalecimiento de los valores ecuatorianos.
Un programa nacional de fomento del libro y la lectura tiene como objetivos: mejorar la calidad de los aprendizajes de la lecto-escritura y la comprensión lectora; promover el libro y la lectura, así como los comportamientos lectores, en el contexto de la realidad ecuatoriana; capacitar mediadores –animadores- a la lectura en los escenarios de la familia, la escuela y las bibliotecas; y, crear un sistema de formación de formadores, con la ayuda de nuevas tecnologías.
Los agentes de la lectura
* LOS MEDIADORES. Son los padres de familia, los docentes, los bibliotecarios y otros facilitadores entrenados, que promueven el libro y la lectura en los diferentes ámbitos de su quehacer. La “mediación” está concebida no como una simple “transmisión” de conocimientos y destrezas, sino como una relación humana, comunicativa y participación, de carácter no formal, que permite la construcción de procesos lectores a través de actividades que se centran en el libro y la lectura, y promueven nuevos comportamientos lectores.
* LOS LIBROS. Constituyen los ejes del plan lector. Los libros son la esencia de este proyecto (los buenos libros, se entiende; bien escritos, bien ilustrados, bien impresos y a precios accesibles).
* EL ENTORNO. Comprende el ambiente interno y externo de la lectura. Por ambiente interno se entiende el espacio próximo (la familia, la escuela y la biblioteca, de manera preferente), y por ambiente externo aquél que se encuentra en la comunidad y en otros escenarios creados o adaptados para promover los libros y las lecturas: las ferias, el día de los lectores, el libro leído, los concursos, las demostraciones, los diálogos con escritores, los periódicos murales y otras actividades relacionadas directamente con la lectura.
Actividades de mediación
a. En el hogar. Padres lectores preparan hijos lectores. Se ha comprobado que si los padres nos comunicamos con nuestros hijos, desde edades tempranas, a través de los libros ilustrados, los cuentos, los juegos, etc., mejoran nuestras relaciones afectivas y se crea un “espacio” efectivo para el verdadero aprendizaje. Leer a los niños en crecimiento rimas, adivinanzas, trabalenguas, coplas, amorfinos es muy positivo. En el ciclo inicial es preferible leer en voz alta los cuentos clásicos, leer tarjetas, empaques, anuncios y todo lo que les rodea. La padres somos los primeros mediadores a la lectura. Como tales debemos ser los padres buenos lectores, ser amigos de los libros para poder “transmitir” esta energía poderosa a nuestros niños, niñas y adolescentes. Organizar una biblioteca o colección de libros, en un “rincón” de la casa es aconsejable, así como un sitio tranquilo para leer.
b. En la escuela. La lectura no debe ser una obligación de la escuela –aunque allí se aprende a leer-; no debe ser un medio para acceder a la información o exclusiva para consulta. La lectura debe ser una actividad provechosa por sí misma, debe tener por objeto el placer de la lectura. El gusto por la lectura se aprende. Este “gusto” no puede ser impuesto y peor considerar la lectura de un libro como un castigo o un sacrificio.
El circuito AULA-HOGAR-BIBLIOTECA es importante tener en cuenta, para favorecer los comportamientos lectores, la satisfacción de leer por leer y mejorar las habilidades de comprensión de los textos. La escuela no debe “matar” la lectura. Depende de maestros y padres contribuir a que la lectura sea una verdadera “fiesta del lenguaje”.
En el ámbito escolar hay que reconceptualizar la biblioteca escolar como un lugar vivo, y no como un “depósito” de libros de consulta. Hay que ir más allá: la biblioteca escolar debe ser un centro de recursos para el aprendizaje, donde se encuentren y promuevan no solo los libros didácticos sino los libros de literatura universal, nacional y la literatura infantil; los videos, los casetes, los CDs y otras tecnologías educativas modernas.
c. En la comunidad. Los parques, los sitios de recreo, las plazas pueden ser espacios ideales para promover el libro y la lectura. La organización de carpas con apoyo de la comunidad puede ser interesante, y mejor si se completa con otras actividades lúdicas, como la música, el canto, los títeres, los juegos populares, etc.
d. La lectura silenciosa. La lectura silenciosa es importante estimular. Ofrecer unos minutos para la lectura silenciosa es siempre gratificante. Esto se logra con paciencia, a medida que se consolidan los comportamientos lectores y sobre todo el “amor” por los libros. Este es un proceso. La lectura, en los primeros años, debe ser necesariamente una experiencia lúdica; más tarde, el tocar, el rayar, el dibujar se convierte en una actividad intelectual con el pasar de los años. Comienza por lo senso-perceptivo –visual, olfativo, táctil, auditivo y visual- y luego avanza hacia el manejo del libro como un “ser” con un cuerpo físico definido, con un tamaño, colorido y texturas, y del texto como un conjunto de mensajes significativos, que impacta nuestras sensibilidades. Por eso no hay que preocuparse mucho, porque el proceso de la lectura es progresivo, y veces lento. Todo depende de las actitudes y comportamientos lectores de los mediadores. Cuando se ha logrado formar lectores silenciosos se ha conseguido la meta de un plan lector.
Y allá vamos con su ayuda.