Editor deportivo
Twitter: @titorosalescox
La organización del fútbol tiene que ser independiente. Nadie
debe tener sus parcelas, tampoco influencias ni muñequeos, a través
de comisiones que beneficien a los intereses de los dirigentes y de sus equipos.
El Tribunal de Apelaciones de la Federación Ecuatoriana de fútbol (FEF) volvió a dejar en evidencia la forma cómo ha operado, desde que entró en vigencia.
Es necesario darle un giro a la administración del fútbol del país, sin pretender inclinar las decisiones a favor de los clubes tradicionales, de los que tienen más títulos, los de mayor convocatoria de hinchas o los que respaldaron a los dirigentes de la FEF con sus votos.
Afortunadamente ese estilo vetusto y sesgado, como se ha administrado el fútbol en la FEF, a través de la historia, está cerca de perecer con la incursión de la Liga Profesional (LigaPro). Pero este ente también está en la obligación de operar independientemente, sin inclinarse a ninguno de los clubes que originaron su creación. Y sobre todo tiene que promover unión y no división entre sus afiliados.
Las primeras acciones de la LigaPro muestran un camino adecuado. Una de ellas es que los clubes deben presentar, en los próximos meses, sus estados financieros, como parte de las auditorías que se realizan a los 24 equipos de las Series A y B. El propósito es contar con cifras que muestren la realidad del fútbol ecuatoriano para después de eso establecer la capacidad económica en la que operarán, reglas básicas en el nuevo modelo que se intenta emplear.
Otro paso sensato es que la Comisión Disciplinaria sea administrada por un ente ajeno a los dirigentes, por lo que se escogió a la Cámara de Comercio de Guayaquil para que cumpla esa función.