El miedo es uno de los sentimientos que atraviesan de forma visceral la existencia de los seres humanos. Está prendado de la vida como un mecanismo de sobrevivencia, que es experimentado a diario, pero del cual poco o nada se dice. ¿Qué circunstancias, personas, imágenes, sonidos, olores, o palabras activan esos miedos y cómo se reacciona a ellos?
En ‘Las voladoras’, el libro de cuentos que acaba de publicar la editorial española Páginas de Espuma, la escritora guayaquileña Mónica Ojeda hurga en estas interrogantes y las disecciona. Lo hace a través de relatos protagonizados por mujeres y hombres cuyos miedos cobran vida, en medio de paisajes andinos.
En estos relatos, Ojeda saca el miedo, provocado por la violencia, la pérdida y el horror, de los manglares y las llanuras y los lleva hacia las montañas y los páramos. Estos paisajes permiten matizar las historias con la mitología, la simbología y la tradición oral, que son parte de los pueblos andinos, como sucede en el cuento homónimo que da nombre al libro.
Este mundo gótico andino, como lo llama la autora, también aparece en ‘Soroche’. En este cuento explora el miedo a través de Ana, una mujer cuya vida se derrumba, después de que su exmarido comparte, en redes sociales, un video de los dos teniendo relaciones sexuales.
En un pasaje del relato, Ana repasa las imágenes que más miedo le producen. Está la de sus hijos viendo el video, la de sus amigas viendo el video, la de sus vecinos viendo el video y la de todos sus conocidos viendo el video, pero la que más miedo le genera es la imagen que tiene de ella misma después de haber visto el video cientos de veces.
En cuentos como ‘Soroche’ o ‘Slasher’, Ojeda no solo habla de la violencia física y psicológica que viven las mujeres. Va más allá y explora el castigo que imponen a sus cuerpos, a partir de los traumas generados por el círculo de violencia del que son parte. Para Bárbara, una de las protagonistas de ‘Slasher’, el miedo es algo que habita en los sonidos nocturnos que lanza su madre, una mujer que fue violada por su padre.
Enmarcado dentro de un paisaje andino también aparecen relatos como ‘Terremoto’ y ‘El mundo de arriba y el mundo de abajo’. En este cuento, Ojeda explora el miedo a la muerte de un hijo, el temor más grande que puede experimentar un padre. Lo indaga, por medio de la historia de un chamán que vive en el páramo y que intenta revivir a Gabriela, su hija muerta, a la que lleva por un viaje a la cima de un volcán.
Este relato tiene como antesala un verso de ‘Sollozo por Pedro Jara’, el poema que Efraín Jara Idrovo escribió después de la muerte de su hijo. En el diálogo que Ojeda entabla con el texto del poeta cuencano, la piedra insular se transforma en piedra de páramo, en una piedra blanca y amarga que golpea con fuerza la existencia de un padre, que termina transformando a su hija muerta en una especie de zombie.
En el libro también se incluyen los cuentos ‘Sangre coagulada’, ‘Cabeza voladora’ y ‘Caninos’, un texto que apareció en 2017, en una publicación de Turbina Editorial. En estos ocho relatos, Ojeda también hurga el horror y la violencia que puede habitar dentro de una familia. Está claro que su intención es incomodar al lector y ponerlo frente a un espejo, en el que el miedo a los vivos es más fuerte que el miedo que se tiene a los muertos.