El guapo de la barra

Lo que otros callan por temor o timidez, aquí se lo dice sin anestesia. Es comentarista de fútbol de EL COMERCIO.

Alejandro Ribadeneira

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central. Es periodista desde 1994. Colabora con el Grupo El Comercio desde el 2000 y se ha desempeñado en diversos puestos desde entonces. Actualmente ocupa el cargo de Editor Vida Privada.

El 1x1 de Ecuador luego de caer en Brasil

Estas son las calificaciones que merecen los jugadores de la Tricolor luego de perder 2-0 en Porto Alegre.

Máximo Banguera, 8/10
Tuvo dos paradas de mérito en el primer tiempo, además de que quemó tiempo con gran impunidad. En el segundo tapó mejor todavía y demostró que es el mejor guardameta del país. Nada que ver en los goles. Evitó una boleta de vergüenza y fue el mejor jugador de Ecuador del partido.

Pedro Pablo Velasco, 5/10
Acertado en unos momentos, también tuvo sus errores que generaron electricidad en la retaguardia. Quedó la impresión de que sí pudo asociarse con Antonio Valencia y que hay buenas sensaciones de que será posible construir una sociedad en el futuro. En el segundo tiempo se lo notó cansado, pero derrochó entrega. Neymar no la tuvo fácil cuando se toparon. Tuvo personalidad.

Robert Arboleda, 6/10

¡Qué debut! Hizo lo que pudo, pero cuando Ecuador fue aplastado contra el área de Banguera, fue imposible que estuviera en tres lugares a la vez. Salvó un par de goles y mostró oficio. Hay que cuidar a este talento.

Gabriel Achilier, 5/10
Se complementó bien con Arboleda y resistió hasta donde fue posible. No hay que pasar por alto el número de balones que recuperó en el primer tiempo: 15 pelotas, mucho más que los volantes. En el segundo tiempo, Brasil descuadernó a Ecuador y los centrales fueron muy exigidos. Fallar era inevitable.

Christian Ramírez, 4/10
Al contrario de lo que pasaba con el paquidérmico Walter Ayoví, Ramírez le dio más velocidad a la zona de la izquierda. Pero a veces aparecía en la derecha, ayudando a marcar. En todo caso, es el dueño de la banda. Tampoco tuvo reparos en aplicar la pierna fuerte ante los millonarios de los rivales.

Pedro Quiñónez, 4/10

Es lo que hay. Cuando los brasileños tocaban, Quiñónez era un flan.

Christian Noboa, 3/10

Estuvo algo desacomodado en el primer tiempo, pero en el segundo quitó más balones y hubo chispazos de ese jugador que hace un año era referente indiscutible. Hoy no lo es.

Fernando Gaibor, 1/10

Desconcertante: oficialmente se lo paró como tercer volante, pero a ratos era jugador de corte, a ratos era atacante, a ratos actuaba como un enganche y por momentos era un defensa, pero de Brasil. Fue tan raro todo, que incluso fue el único de Ecuador que intentó un disparo en todo el primer tiempo. Demasiadas funciones para un cotejo en que se requería más serenidad y enfoque. Para colmo, algunas veces lo madrugaban y le quitaban la pelota. Necesitaba un café para que lo despertaran. Como símbolo de la Emelección, volvió a fallar.

Antonio Valencia, 5/10

En Manchester United, sus pases tiene receptores de la talla de Lukaku. En la Tricolor, corre pero ningún compañero se muestra desmarcado para recibir la pelota. Una vez más, Valencia era un F-1 y Ecuador un pichirilo.

Fidel Martínez, 1/10
Poca alegría y mucho menos de atrevimiento. Es muy contradictorio que un jugador se ponga ‘Alegría’ en la camiseta pero solo transmita tristeza. Estaba demás dentro del conservador esquema del primer tiempo, pues es un ofensivo al que se mandó a taponar. Hizo algo bien: se ganó una amarilla y no estará ante Perú.

Énner Valencia, 1/10
Lo mandaron a la guerra a pelear con el chipote chillón. Tomaba la pelota y le caían cuatro. No ganó ni un solo mano a mano. A ratos, bajaba hasta la media cancha para buscar alguna pelota y lo derribaban. Anulado en todo sentido.

Juan Cazares y Felipe Caicedo, sin nota
Los meten para buscar el empate justo cuando Brasil pone el segundo gol. Ya nada.

Gustavo Quinteros, 2/10
Colocó la mejor defensa disponible, eso es indiscutible. Pero esta vez dejó a un lado ese verso del equipo ofensivo, la famosa presión desde arriba y esas legendarias poses para ser, al menos por una vez, práctico: apostó a defenderse. Lástima que no tenía los intérpretes adecuados en el medio campo, y terminó jugando a la ruleta rusa con el tambor lleno de balas. Quizás tuvo recelo de que Brasil otra vez lo desplumara, como pasó en Quito cuando el combo de Tite pasó por encima a la Tricolor, y prefirió la cautela. Neymar y su pandilla son la mejor selección de América y regalarles espacio es suicidio. Por supuesto, Quinteros tenía que elegir entre el conservadurismo y arriesgarse, como lo hizo en Buenos Aires. Optó por lo primero aunque eso significara traicionarse, y de todos modos perdió. Y no solo perdió por el marcador, sino también en lo táctico, porque es evidente que Banguera evitó que esto fuera una goleada. Es la verdad.