Este año ha sido tan malo, tan desastroso, tan frustrante, que seguramente Luis Chiriboga debe estar arrepentido de haber pospuesto su merecido retiro de la dirigencia para seguir un período más al frente de la Ecuafútbol.
Siguió porque, entre otras consideraciones, quería defender los éxitos de sus anteriores períodos, sobre todo de los advenedizos; pero quizás hubiera sido mejor salir del fútbol y evitarse estos malos ratos, que incluyen despiadados memes en las redes sociales. Si se hubiera retirado, ahora estaría en la playa, tomándose una caipiriña y riéndose de lo mal que lo estarían haciendo sus sucesores, incapaces de soportar el peso de los “seis mundiales”.
Pero Chiriboga siguió y aparecen líos por todos lados. Primero, el escándalo de los Sub 17 no tiene parangón. Es peor aún que el de Moisés y los muertos vivientes del 99, porque esta vez no solo que se cuestiona la estructura de reclutamiento de los clubes y las selecciones, algo ya terriblemente devastador, sino que avergüenza internacionalmente al país. La gente no quiere ver a la Tricolor en el Mundial juvenil. De paso, tritura sin piedad los argumentos oficiales de que la regla del Sub 17 propicia nuevos talentos. Ahora, solo queda aplicar la prueba del carbono 14 en los chicos o, mejor aún, abolir ese aspecto del Reglamento.
Luego, está el hecho de votar por la reelección Blatter cuando el bloque de Sudamérica hizo otra cosa, justo cuando estalló el escándalo lanzado por el FB y que ha herido de muerte a la dirigencia de América. Ese voto fue un paso equivocado con un mensaje malentendido, sobre todo porque después el mismo Blatter anunció que se marchaba. Ecuador quedó mal parado, cercano a un Blatter con el que ya nadie quiere saber nada.
El fiasco de la Tricolor en la Copa América ahonda esta crisis de imagen, no tanto por los resultados (totalmente esperados) sino por los enredos que hubo con la selección desde el inicio del quinterismo, desde el descole de Joffre Guerrón hasta la controversia por la “papa sucia” de Antonio Valencia, cuyo malentendido deja en claro lo tirante que está la relación del crack con la dirigencia. Para colmo la Tricolor femenina tampoco rindió lo que se esperaba y el Campeonato nacional deambula en medio de la crisis financiera, con Liga de Loja al borde de la extinción y con varios clubes ingeniándoselas para cumplir (¿burlar?) con la exigencia reglamentaria de los roles de pago.
Todos estamos ansiosos para ver cómo hace Chiriboga para salir de estos problemas. Ya que se quedó, pues le toca resolverlos.