La idea de que un equipo, el más destacado, sea la base de una selección nacional es tan vieja como la salsa de tomate, sobre todo en equipos de países chicos como Ecuador, que en siglo XX ganaban muy poquito. Antes, Barcelona o El Nacional eran la base porque se buscaba, por ejemplo, toda una línea para contar con jugadores que se entendieran, en épocas en que no había microciclos, procesos a mediano plazo ni eliminatorias tan largas, de casi tres años, como ahora.
Con la internacionalización de los jugadores ecuatorianos y con el aumento de extranjeros en la Serie A, es muy difícil que un solo club pueda aportar con una plantilla que solamente sea reforzada por algunos jugadores muy puntuales. La base de la Selección, desde el 2002, son los legionarios. Es sintomático que la Liga del 2008 no fue base para la Selección: Joffre Guerrón estuvo desplazado.
Sin embargo, ahora es una enorme tentación considerar que Independiente del Valle debe ser la base de la Tricolor, sobre todo por la exhibición ante Flamengo en la Copa Libertadores y porque apenas existe tiempo para que el entrenador Gustavo Alfaro pueda armar un equipo que se entienda para ganar, al menos, tres puntos de los seis primeros en disputa.
Lo más seguro, puede pensarse, es que IDV, con jugadores atrevidos y curtidos, con actitud pero también con talento, ponga el esqueleto para una Tricolor que debe ser veloz y agresiva en Quito. Los extranjeros pueden ser reemplazados por jugadores con experiencia, para no perder el esquema de IDV y seguir contando con esa valiosa cuota de experiencia que, por ejemplo, aporta Pellerano a un plantel que en su mayoría tiene 24 años de edad para abajo. ¿Será posible que Alfaro lo piense?
Beder Caicedo, en el centro, marcó el último gol de Independiente del Valle, en la goleada 5-0 sobre Flamengo. Foto: AFP